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Peces en el Rio

Publicado: 2017-07-20


Ya es de conocimiento general que el Perú es y seguirá siendo uno de los países más afectados por las consecuencias ambientales y sociales que trae consigo el cambio climático. Es por ello que, en los últimos años, las grandes alteraciones climatológicas azotan con mayor frecuencia esta parte del planeta generando largas sequías y funestas inundaciones que merman la seguridad económica, social e institucional de las grandes capitales y, sobre todo, de las poblaciones menos favorecidas por el desarrollo económico de un país; el cual, se vanagloria, hoy en día, de ser una de las naciones con mayor crecimiento a nivel latinoamericano.

Lamentablemente, en estos últimos años se ha logrado visualizar que el crecimiento económico del país no va de la mano con el desarrollo humano de la población. La pobreza aún persiste; a pesar de la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, sin embargo, el desarrollo social no es equitativo y una galopante desigualdad social entre los que tienen y los que no pueden tener se acrecienta con el transcurrir del tiempo.

Es por ello que ,ante grandes y moderadas catástrofes climáticas, los mayores perjudicados no son ,pues la clase media y alta de la ciudad ,sino-todo lo contrario- los que sufren las desgracias del destino y ,en este caso, de un clima severo e impredecible son , lamentablemente, las personas de escasos y mermados recursos. Es por ello que en los primeros meses de este año se logró otear con mayor detenimiento la debilidad del Estado para controlar la situación y anticiparse ante fenómenos tan recurrentes y tan destructivos como el Fenómeno Del niño. El cual golpeó con gran energía las zonas pobres y geográficamente riesgosas del norte del país y, en especial medida, la ciudad de Lima.

Durante esos días -los meses de Febrero y Marzo- de huaycos y sequias la ciudad de lima se vio indefensa ante la fuerza de un Niño que ,ante todo pronóstico de geógrafos y científicos sociales, generó una escases alimentaria y principalmente acuífera ;la cual, desbordó la paranoia entre los distritos más prósperos y seguros de la capital peruana. Tanto fue así que el corte -momentáneo y matutino- del agua generó disgustos entre los ciudadanos urbanos y ;por otro lado, miedo y desolación entre las poblaciones afectadas por este fenómeno meteorológico ,sobre todo, aquellas regiones humildes, alejadas y de escasos recursos que habitan las cuencas y quebradas que rodean a la ciudad de Lima.

Por esta razón, se puede afirmar que solo en grandes momentos de tensión y crisis el ciudadano promedio limeño otorga el interés necesario a la problemática transitoria que lo aborda y; la cual, en esta ocasión fue el “corte” prolongado del agua en barrios y zonas residenciales.

Lastimosamente, pocas personas recuerdan que Lima es la segunda ciudad más grande del planeta-después del El Cairo- construida sobre un desierto. Nuestra poca educación cívica hace que desperdiciar el agua no sea una preocupación, puesto que el precio de esta distribuida por la empresa estatal SEDAPAL no es costosa, mientras se tenga una conexión de alcantarillado formalizada; no obstante, en los barrios pobres de la ciudad, la infraestructura para la distribución del líquido vital no es la adecuada y en algunos casos es inexistente lo que genera a la larga un encarecimiento del agua y la disminución de la calidad de la misma.

Ante esta situación es aconsejable que el Estado peruano garantice la correcta distribución de este recurso en Lima, a través de políticas públicas relacionadas a educar y concientizar a la población sobre el uso correcto de este líquido tan apreciado y banalizado al mismo tiempo. Asimismo, se deberá luchar contra las malas prácticas burocráticas que impiden la inversión local y extranjera; las cuales, dudan en brindar sus recursos, debido a la corrupción imperante que sobrevive entre los malos e ineficientes aparatos burocráticos y sobre todo, los malos funcionarios que traban e inmovilizan los recursos sociales y económicos de una país que vela por el progreso y la mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos.

De igual modo, las grandes cúpulas de poder político y, sobretodo, económico saben que si-en estos años venideros- no se invierte en la mejora de la infraestructura acuífera, a la larga, originaría que la economía no crezca sustancialmente. Del mismo modo, la industria, en general, depende de estas medidas, puesto que el crecimiento poblacional va de la mano con la búsqueda de la satisfacción de las necesidades de sus ciudadanos. Asimismo, analistas sociales y estadistas pronostican que el crecimiento de la población será exponencial en los próximos años. Ante esta medida, se deberá tomar las precauciones del caso ante el recrudecimiento del cambio climático, el cual, se hace notar en el deterioro de la calidad del agua, del aire y sobre todo de los alimentos.

Finalmente, se debe informar y advertir a las autoridades competentes que el agua pulcra y purificada es necesariamente estratégica para reducir la pobreza. Tal vez las políticas públicas y la inversión estatal no sean muy atractivas y alentadoras para el Estado y el empresariado; sin embargo, el generar conciencia en la población y, sobre todo, entre los grandes líderes gubernamentales será de vital importancia para producir así una transformación y un desarrollo sostenible para nuestra ciudad, dado que un futuro sin agua no existe.


Escrito por

Luis Carrasco .S

PUCP - comunicación para el desarrollo


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